El primer SRT Viper 2013 vendido por 300.000$

En la primera mitad del año pasado, en el Salón de Nueva York, ha visto la luz uno de los deportivos más imponentes del momento: el renombrado SRT Viper. Éste dejó de ser producido por el Grupo Chrysler allá por el 2010, dejando un gran hueco sentido por todos los amantes de los deportivos americanos.

Varias fueron las razones del cese de su producción, entre otras, la importante reestructuración que ha estado viviendo el grupo en los últimos años desde su separación del grupo Daimler, que en Estados Unidos se reflejó con la subdivisión de Chrysler en distintas marcas: la homónima (Chrysler), RAM, Dodge y Jeep. No obstante, la gran especialización de la empresa en el rubro de coches deportivos les impulsó a crear una marca particular para este segmento, conocida como SRT (de sus siglas en inglés Street Racing Technology algo así como “Tecnología de Carreras Callejeras”). El emblema de esta subdivisión del gigante americano ha sido el ya mencionado SRT Viper 2013.

Lo curioso es que Chrysler anunció el precio final de esta impresionante máquina cerca de los cien mil dólares (algo más de 76 mil euros), y sin embargo el primer ejemplar de esta línea se vendió a un poco más de lo que se pedía originalmente. No hay misterio (el título de este artículo no lo permite), el precio pagado por el flamante –y nada avaro- nuevo propietario ha sido 300.000 $ , a través de la subasta Barrett-Jackson llevada a cabo en Orange County el pasado 2012.

Por supuesto, una adquisición de semejantes dimensiones vino acompañada de todo el simbolismo y parafernalia que pudieran esperarse, para gusto (y vanidad, quizás) del comprador y para difusión publicitaria de la marca en cuestión, y se llevó a cabo una ceremonia especial para la entrega del coche en la que estuvieron presentes tanto el CEO de Chrysler, Sergio Marchionne, como el presidente de SRT, Ralph Gilles.

No se pone en juego que esta pieza de arte moderno tallada con maestría en fibra de carbono y puertas de aluminio, con un motor atmosférico de diez cilindros en V, que junto con un propulsor a gasolina alcanzan para proporcionar unos imponentes 649 caballos de vapor, no valga tal cifra, pero siendo más del doble de lo que se pide ¿tiene sentido pagarlo?

Suponemos que volando a los 292 km/h que el SRT Viper permite alcanzar (y considerando que una parte importante del dinero se destina a la Fundación Austin Hatcher contra el cáncer pediátrico) al dueño no le debe preocupar mucho la diferencia. En ese caso, simplemente le aplaudimos y le mandamos saludos al viento.