Prueba personal del nuevo BMW 530D

Muchas eran las ganas que teníamos de probar el nuevo BMW 530D, con denominación interna F10, puesto que grandes eran las expectativas que se habían creado en torno al sustituto del anterior E60.

En primer lugar agradecer las facilidades de nuestro habitual concesionario BMW, que nos brindó la oportunidad de probar el nuevo 530D, con una amabilidad y displicencia que son de agradecer.

En nuestro primer acercamiento al BMW 530D, decir que el exterior del coche cambia mucho con respecto al anterior modelo, se le nota más ancho, más largo y con una apariencia más musculosa, pero esto no sólo son nuestras apreciaciones, con el metro en mano, este modelo es más grande en todas las cotas que el antiguo.

Nos subimos al nuevo BMW 530D y lo primero que apreciamos en una calidad fantástica, no sólo por el diseño tan bonito que le han sabido dar los diseñadores de BMW, también por la calidad percibida. Podemos decir que el ajuste es similar a los mejores de la categoría, Mercedes o Audi, eso sí, el diseño es más atractivo que el de la marca de la estrella.

Ponemos en marcha el motor, y nos sorprende la bajísima sonoridad, un murmullo apenas audible procedente del cofre motor, nos indica que el seis en línea está en marcha. Comentar que este es uno de los aspectos que más nos han gustado. Resulta una máquina especialmente silenciosa, más que el Audi A6 3.0 TDI y más que el Mercedes E350 Cdi, siendo el sonido de nuestro nuevo 530D, además el más bonito de entre ellos, para ser un diesel, claro.

Comentar que nuestro nuevo BMW 530D, monta una nueva caja automática de ocho velocidades firmada por ZF y con convertidor de par. Esta caja es, sencillamente, magnífica. Rápida y sobre todo, muy suave. Solamente le gana en suavidad la caja 7G de Mercedes, pero por muy poco. Esta es otra de las cosas que más nos ha gustado del coche.

Nuestro motor, es el nuevo que rinde unos 258 cv. Decir que las aceleraciones son fulgurantes, las recuperaciones instantáneas. Empuja desde muy abajo y no le cuesta llegar en ningún momento hasta el corte. Un grandísimo motor, sin duda.

En cuanto al chasis, decir que nuestro BMW 530D, montaba la suspensión adaptativa, opcional, que resulta cómoda, mucho más que la suspensión de serie del modelo anterior, aunque no tan cómoda como la de sus rivales Audi y Mercedes. Esta suspensión adaptativa, nos permite elegir varias posiciones, Normal, Confort, Sport y Sport+. También podemos recurrir a la también opcional suspensión deportiva.

Decir que el coche en posición Sport+, hará las delicias de los más exigentes. Permite hilar muy fino en las curvas, es realmente eficaz, pero para llevarlo al límite hay que tener manos y buenas aptitudes. No es un coche muy fácil de llevar al límite para un conductor medio, ya que exige a su conductor con continuas correcciones. Pero, ojo, esto es en una conducción al límite y muy deportiva. Llevándolo rápido pero sin llegar a extremos, no plantea el más mínimo problema.

Comentar también que el coche cuenta con ruedas traseras directrices, que lo convierten en una delicia para moverse por ciudad, ayudado por una dirección, que nos parece menos comunicativa que la del modelo anterior, pero aún así con un tacto formidable. Destacar el volante, que nos ha gustado mucho por grosor y tamaño.

En el aspecto negativo, decir que notamos una ligera vibración en el coche, que producía oscilaciones en el asiento del copiloto y que se hacía patente, sobre todo, cuando decelerábamos desde los 130-140 km/h hasta los 100-110 km/h. No sabemos si esto era algo particular de nuestra unidad o un defecto genérico.

Por lo demás, decir que los consumos estuvieron en torno a los siete litros en conducción suave y en torno a los nueve en conducción más deportiva.

En resumen, una gran máquina, que sigue con la típica personalidad deportiva de la marca, con un carácter un poco más burgués, pero con una calidad percibida y un arsenal tecnológico espectacular.